martes, 23 de noviembre de 2010

Fotos César García

Biografía

CESAR GARCÍA “CICLON QUITEÑO”
Hay pocas personas que han dedicado su vida entera al mundo de los toros. Pocas de una manera tan activa y desinteresada, motivados únicamente por su afición. Esos toreros románticos, aficionados con solera, especie en peligro de extinción, que viven por el gusto de ver un toro, de sentir una faena, de vivir intensamente entre pitón y muleta.
Torero que se forjó llevado por su ilusión, por el sueño de vestirse de luces. Forjador incansable en una época difícil, marcada por la falta de toros y una feria importante. Luchador que basado en pundonor y ganas de ser, con el corazón por delante, llevado por su afición y gusto, nos contagió con ese espíritu aventurero, torero, señorial, para convertirse en matador de toros.
César García nace en Quito el 4 de agosto de 1925, hijo de don Gabriel García Jarrín y doña Lucrecia Urresta Arturo, matrimonio que tuvo tres hijos. El varón, César: ¡EL TORERO!, sus hermanas Isabel y Aidita
Empieza a torear a partir de los siete años empujado por la afición que tenía su padre, que quiso ser torero por lo cual asistía frecuente mente ala Plaza Belmonte. En 1942 empieza a torear seriamente en los pueblos del país. Tal era su afición que deja el colegio Mejia, en el que estudiaba, para dedicarse de lleno a lo que a la postre le daría tantos éxitos. Loco por un toro y por calmar en algo esa afición que lleva dentro, va de pueblo en pueblo, en una época en la que los caminos y las comunicaciones eran precarios. Toreando descubre que sin duda, su afición está por encima de todas las circunstancias. Y decide hacer de esta circunstancia su modo de vida. Un soñador como pocos, esa es su razón de vivir.
Su tía Estela y mi Abuelo tratando de alejarlo un poco de su aficion lo ingresan al Batallón de Tanques donde permanece menos de un año (donde hoy se encuentra ubicado el Comisariato del Ejercito Av La Prensa), y luego viaja a inicialmente a Colombia pora seguir su sueño.
Hay que anotar y ser reiterativos que entre los años 20 y 50, el país contaba únicamente con placitas pequeñas y los toreros percibían sueldos de hambre, en que apenas si alcanzaban para los gastos más urgentes. Sin embargo, sobreponiéndose a todos los contratiempos, y con la mirada en alto, César se impuso y toreó, cuántas veces quiso y además, bien, por lo que su nombre era atractivo y las taquillas muy visitadas.
En 1945 hace su debut en Cayambe. En el año de 1947, debuta en la placita Belmonte, con David Martínez, Gustavo Pazmiño y Mario Apolo, quienes torearon una novillada de Pedregal Tambo, de corto, y el único que pudo matar fue César García, por lo que le sacaron a hombros. Siguió sus andanzas novilleriles, hasta que en el estadio del Colegio Mejía, se lidiaron los toros de casta españoles traídos por Félix Rodríguez para formar su ganadería (toros de Lorenzo Tous). Torean Vizcaíno, Félix Rodríguez, Paco Barona (padre) y como sobresaliente César García, fecha en la que por primera vez se viste de luces. Los alternantes le permiten intervenir en quites y lo hace bien, por lo que se organizan dos corridas en la Plaza Belmonte y nuevamente dio la cara.
La afición le empieza a conocer y sigue toreando por los pueblos y las capeas del país, hasta que se le presenta la oportunidad de viajar a Colombia. Lleno de afición, consigue un par de novilladas que a la larga terminarían siendo muchas por sus buenos resultados. Estuvo en ruedos colombianos aproximadamente un año. Esto le sirvió para adquirir experiencia y buen cartel. El nombre del novillero ecuatoriano César García sonaba con mucha fuerza, es así que es contratado para torear en Venezuela, en donde torea alrededor de treinta novilladas, similar numero en Perú y varias más en Quito y Guayaquil.
Regresa precedido de un muy buen cartel al Ecuador y enseguida es contratado para que toree con Joselillo de Colombia, y Paco Barona (padre), novillada en la que cortan una oreja cada uno. Este cartel se repite en Ambato con igual éxito.
En aquellos días y de paso por Quito, está Pepe Arroyo "Diamante Negro", y se aprovechó la oportunidad para montar una corrida junto con Antonio Guzmán "El Gitano". La base del cartel era el "prestigioso novillero quiteño César García". En un recorte de prensa de la época que encontramos dice: "César García, base del programa, ganador del estoque de oro hace algunas semanas y quien demuestra en cada presentación más conocimiento y valor..." Con un excelente cartel y con los ojos atentos a lo que puede hacer García, triunfa en esta novillada, adquiriendo cartel y renombre. En la Revista Aucas, del 28 de septiembre de ese año, el titular decía lo siguiente: "César García salvó la novillada del domingo 22, con su faena al cuarto toro de “Chalupas” y continua la crónica diciendo: "este muchacho que toma en serio su profesión, o sea, que no descuida el entrenamiento, pertenece a otro lote, debe buscar carteles de mas categoría, por ejemplo, y lo merece, debe buscar que por lo menos se le tome en cuenta para unos dos carteles en la temporada de Guayaquil, tiene pleno derecho, porque es torero, para que el empresario “Armillita” presente a García como un fruto de la afición ecuatoriana...". Las plazas empezaban a exigir que César García esté en los carteles.
Sigue sus andanzas y por ese tiempo están en Quito, Paco Céspedes (Perú), Chato Plaza, Eduardo Solís, Edgar Puente, Salomón Vargas, Memo Camacho, por lo que se aprovecha y se les contrata para torear en seis novilladas, en las que forma parte con bastante éxito. Por su buen cartel y resultados, son contratados Antonio Torrecillas, Belmonteño y Paco Barona para que toreen una serie de novilladas en Guayaquil, en la plaza La Macarena, donde tendría un excelente cartel. Hizo una muy buena campaña, toreando en 20 corridas a domingo seguido. Es esa época, se encontraba Armando Martín "Armillita" empresario español le contrató para actuar en España, pero el enorme cariño que sentía por mi Patria y primordialmente por la falta de medios económicos, desistío del viaje".
Por sus triunfos, es llamado para formar parte de la corrida de la Defensa Nacional, corrida en la que es el triunfador alternando con Torrecillas, Galo Palma, Maera de Quito, Eladio Fuentes y Paco Barona en la que queda triunfador y de la que guarda un recuerdo muy grato. Luego se hizo otra corrida alternando Paco Barona, Torrecillas y César García, siendo esta en la  primera que cobra un dinero que valga la pena luego de tantas penalidades.
De novillero tenía un excelente cartel y toreó en todas las plazas del país, incluida la ya desaparecida Plaza Arenas y tantas otras plazas de antaño. Era considerado el mejor novillero del país de acuerdo a los recortes de periódicos de la época (El Tiempo y El Comercio) que todavía se conservan.
Después de diez años como novillero, decide tomar la alternativa en Riobamba, en su semana grande, el 21 de abril de 1955, mano a mano con el español José Roger, Valencia III. Esa tarde se lidiaron seis toros de la ganadería Chalupas, de los sucesores de José María Plaza y uno de la ganadería de los hermanos Zambrano Merino (que le correspondía matar a Raúl Dávalos, vistiendo por primera vez el traje de luces, el cual no asistio). César García tuvo que matar toda la corrida. El primer toro que le tocó, el de la alternativa, golpea a Valencia III y este a decir de César García, "se hace el muerto" y no salió de la enfermería. El matador experimentado, irresponsablemente deja toda la corrida a la suerte del toricantano, y era una "tía". Tampoco hubo un sobresaliente de espadas para que lo reemplace. Las cosas se complicaron porque los toros, muy fuertes, bravos y bien armados, acabaron con los caballos de picar (no se utilizaban petos como los de hoy) y a César le tocó pechar con pundonor y honestidad toda la corrida que estaba muy bien presentada, matando los siete toros, cortando tres orejas, la primera en su toro de alternativa, saliendo a hombros de la Plaza riobambeña. Desde ese momento demuestra que estaba para muchas cosas.
Con cuantos toreros vienen al país, César García toma parte de las corridas organizadas. Toreo con El Chone, El Yoni, Morenito de Valencia, Nito Ortega, Joselito de Colombia, Manolo Zuñiga, Cañitas, los hermanos Briones, Antonio y Cayetano Ordoñez, Curro Girón, Manolo Carrión, Valencia III, Antonio Romero, Jerónimo Pimentel, Bernardino Landeta, Morenita del Quindío, entre otros que tuvieron valía en el mundo de los torsos. Alternantes de corridas toreadas en la Plaza Arenas de Quito, la Belmonte, La Macarena de Guayaquil. Torea en todos los rincones taurinos del país durante esa época y los años que siguieron.
Nunca tuvo un fracaso como para no volver a los ruedos, ha ganado muchos trofeos, entre estos el cornalón que fue propinado por un toro en la ciudad de Guayaquil, atravesándole la pierna derecha de lado a lado, cartel que compartió con José Correa y Tony del Campo, 24 de enero del año 1960.
Ha sido el mejor estoqueador que ha dado el país. Era muy certero y siempre se caracterizó por ser un verdadero "matador de toros".
Cuando ya había dejado de torear de manera activa y regular, se inaugura la Monumental "Quito". Se viste de luces por última vez en diciembre de 1973 cuando salió de sobresaliente de espadas en el mano a mano entre Fermín Murillo y El Cordobés, corrida celebrada en la Plaza de Toros Quito.
El 22 de junio de 1975 se celebra un festival de despedida de los ruedos en la Plaza Quito, en honor a César García. Los aficionados de ese entonces, en agradecimiento al torero organizan para poder tributar ese homenaje, al torero que formó parte de su vivir taurino. Alternan ese día Mariano Cruz, Fabián Mena, César García, Domingo Peinado (Español), Sergio de Souza (Chileno), César Villacís y Rodrigo Patiño. En este festejo corta una oreja siendo muy ovacionado. La noticia publicada en Diario El Tiempo escrita por Jorge Aguilar Veintimilla el dos de junio de 1975 concluía con lo siguiente: "Quienes hemos tenido la oportunidad de conocer a César García desde hace muchos años, y que sobre todo hemos sido honrados con una amistad sincera y desinteresada, sabemos que este torero ecuatoriano fue un Señor en el ruedo y fuera de el".
Deja la profesión activamente para continuar como Director de Lidia en festivales y capeas además de apoderado y maestro de varios novilleros que posteriormente tomaron la alternativa, Ricardo Cevallos, César Villacís, Pablo Santamaría, entre muchos otros, podría decir que todos los muchachos que deseaban ser toreros entre los años setentas hasta 1999, pasaron por las manos de este maestro. Torea festejos con aficionados, a los que enseña con mucho cariño a torear. Se desempeña organizando y dirigiendo festejos en la Avelina y en Tambo Mulalo. Participa activamente como empresario organizan do novilladas y corridas de toros y festejos menores, contribuye también a iniciar varias ganaderías de toros bravos en el país, como el Ing. Rodrigo Patiño, Saúl Montenegro, entre otros mas, fue Fundador y Presidente de la Unión de Toreros del Ecuador, mentor de toreros y aficionados prácticos, veedor de toros, director artístico de la Escuela Taurina San Francisco de Quito.
Son más de cincuenta años, 50 desde que tomó la alternativa, motivo suficiente para ser un referente de la tauromaquia ecuatoriana. Se hizo torero cuando ni siquiera existían las posibilidades para hacerlo. Soñó con ser torero y lo logró gracias a su afición y constancia. Afición que le llevó a dedicarse a algo en lo que creía y soñaba con mucha pasión. Un precursor, como pocos.
Para concluir y para resaltar una faceta muy importante de su vida, queremos mencionar lo que un artículo publicado en "Fiesta Brava" el 29 de mayo de 1986, celebrando 31 años de alternativa, dice: "31 años de alternativa de un matador de toros, no los cumple cualquiera. Sí. Creemos que don César merece un reconocimiento general por su actividad en la tauromaquia ecuatoriana. Como novillero, matador y apoderado, ha sido, es y será un SEÑOR en los ruedos. Yo he tenido la grata oportunidad de conocerlo recientemente. Conocerlo en el sentido de hablar y charlar con él: de toros, de matadores, de empresarios de ganaderos... de todo. Si, recién de conocerlo en esa faceta, porque ¿quién no conoce a don César? Todos los taurinos conocemos a los buenos matadores, a los buenos apoderados y a los buenos taurinos. A aquellos que incentivan la afición, no solamente enseñando y dando de sí todo lo que pueden, sino también, dando un buen ejemplo de cómo se debe ser dentro de este difícil mundo de los toros. "Fiesta Brava" quiere rendir un tributo de admiración y de enhorabuena a nuestro querido ex matador de toros, por haber cumplido sus 31 años de tomar la alternativa. Ojalá, nuestros actuales profesionales vean en don César, el vivo ejemplo del profesional HONESTO y GENEROSO, y sigan sus pasos. Empero, no está por demás recordar a quienes aspiran por llegar a ser profesionales del toreo, que observen retrospectivamente y se den cuenta que antes las cosas eran mucho más difíciles que hoy. Sin embargo, pese a todo, el país ha contado con toreros valientes y de categoría, como don César, hecho cierto que nadie lo puede negar".
Mi padre fallece el 8 de diciembre del 2006, luego de sufrir una larga enfermedad, insuficiencia renal crónica la cual provoco un paro cardió respiratorio a sus 81 años de edad.
Miguel García Ocampo.